lunes, 29 de noviembre de 2010

MORAL O CORRUPCIÓN

POR MARIO LUIS PENNELLA

Los argentinos seguiremos con el continuismo político, o preferiremos tratar de cambiar todo lo malo que venimos soportando en la política, cuyo factor preponderante es la cruel MENTIRA, en que los políticos han venido consolidando sus candidaturas a través de esta democracia que comenzara en 1983; la cual a partir de ella se fuera transformando en una corrupción sin par, hasta nuestros días.

Con la caída de Raúl Alfonsín en ese mandato manifiesto que el pueblo le diera en forma abrumadora en porcentajes de fe y esperanza, este tuvo que pactar con los peronistas, que a través del poder sindical, fue claudicando su gestión, en él y a través de vender el peronismo de Perón y Evita, subyace el peronismo liberal que implanta Menem, quien traiciona toda las ideas filosóficas de aquella política instaurada por su líder, y parte de una nueva mentira, la cual se trasluce a través de los mismos seguidores que hoy, en la vuelta del peronismo en que derrocara al radicalismo de Fernando de la Rúa, y su ineficacia en una gestión planificada en Alianza, la cual mas que ella fue otra mentira consolidada en corrupción, y que al desencadenarse las denuncias pertinentes, a igual que las causales que se denunciaran a Carlos Saúl Menem de sus corrupciones, estas fueron arbitradas de forma tal por la justicia, “en que en la Argentina nunca ha pasado nada” y el sobreseimiento de las causas fueron la otra mentira en que el pueblo argentino debió soportar y soporta hasta este momento, en una suerte de resignación y amargura, por cuanto ya no solo se cree en los políticos con moral y patriotismo, sino tampoco en jueces probos y de sentido común y también patriótico, que juzguen yendo hasta el hueso, y apliquen los castigos de acuerdo a derecho, sin las “chicanas” que determinan sobreseimientos elaborados en mentiras consistentes de poder creer, como una verdad explicitada e investigada, a los efectos reales de que fuera así como han transcurridos los hechos y las causas de corrupción, ante una inmoralidad que ha marcado la realidad a luces vistas, y entendidas por cualquier individuo que haya tenido uso de razón.

Los enriquecimientos ilícitos a través de la rapiña al Estado Argentino, han sido una causal de abierta instauración como si hubiese sido, en momentos de campaña, anuncios de propaganda política por parte de políticos que han perdurado en su accionar en los cargos, pasando de una esfera a otra, pero siempre atados a sillones de poltrona fina, donde los dineros del estado, ingresan a estos en detrimento de la pobreza salarial de ex trabajadores, jubilados y puestos a la dádivas que representan en su mayoría los sueldos que perciben, y que en los juzgados previsionales hoy llenos de expedientes, tratan de rectificar esas dádivas, en la realidad que representan el derecho instaurado en la Constitución de la Nación Argentina, en su art.14bis de dicha Carta Magna. Pero la política apela con verdaderos criterios de ilógica humana, negando sistemáticamente poner los dineros para los jubi-lados, y estos emplearlos en la discrecionalidad que el poder de gobierno quiera, para satisfacer no solo el advenimiento de la propaganda política que se avecina, en que las elecciones presidenciales del 2011 determinarán, quien gobernará, el continuismo o una oposición de individuos con moral, fuera del bipartidismo que ha pactado y pacta, en una especulación que les da dividendos políticos.

ARGENTINOS: Reflexionemos ante un futuro político que sustente la corrupción en una fragante impunidad, los personeros triunfantes e incapaces, que prosperan la deshonra, haciendo crecer la injusticia y ver como se agiganta los poderes en manos de los malos.
Hoy el pueblo argentino en su mayoría está harto de tanta injusticia e inmoralidad política, es por ello que debemos observar profundamente, cual y que futuro anhelamos, de seguir errando nuestro voto seguiremos alejándonos de un futuro de prosperidad, y por el contrario estaremos mucho mas cerca de la ciénaga de la desesperanza.

Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 29 de noviembre de 2010. BICENTENARIO.

No hay comentarios: