Por: Mario Luis Pennella
La nueva presión del gobierno nacional sobre las exportaciones de carnes, ponen un nuevo apriete al campo, pero aún más a la nación, ya que será indudablemente el mayor perjudicado.
Las exportaciones de alimentos de la República Argentina han sido y siguen siendo las que siguen engrandeciendo la macroeconomía, trayendo divisas genuinas.
Sin embargo el anterior gobierno y este continuista del mismo, pareciera no estar de acuerdo con este concepto, además de no intentar el consabido diálogo para un debate conciente e inteligente, el cual fortalezca para la nación la posibilidad cierta de acuerdos que beneficien a esta y su pueblo todo.
Es inadmisible llegar a situaciones tan extremas, cuando las conducta de un gobierno evita cualquier diálogo posible, poniendo de manifiesto una reacción de ultimátum como es cerrar las exportaciones de carnes.
No debe ser de ningún modo así y debe rectificarse dicha intención en beneficio del país, ya se ha perdido mucho dinero de ingreso genuino permitiendo solo una mitad del año para exportar, cuando países hermanos limítrofes han aprovechado la situación y siendo mucho más pequeños, están haciendo difrencias económicas mucho más saludables que la Argentina.
No es creo, que este sea un buen camino cuando la soberbia se sobrepone al entendimiento de acuerdos consensuados en diálogos de personas con educación e inteligencia, que a la postre el buscar soluciones pertinentes que beneficien a los sectores de pobreza del país, haciendo que las retenciones no sean aumentadas en carnes y trigo, subsidiando al mercado interno y bajando el IVA al 10% en estos productos como la carne y el pan, lo que privilegiaría al pueblo desigual, ayudando a mejorar los estados de desnutrición que padecen indigentes y pobres, estos acuerdos serían de una notoria causa de justicia social, que el pueblo todo defendería a ultranza, pero lo que se está haciendo nos muestra un encono y rencor hacia los trabajadores del campo en desmedro de todos.
La Argentina es productor de alimentos, produce para más de trescientos millones de habitantes y su población no llega a treinta y cinco millones de habitantes, lo que equivales decir que con políticas como las expresadas, en Argentina estos alimentos bien pueden ser considerados de la manera expuesta, por el gobierno, lo que haría un posible acuerdo de las partes en beneficio de la nación por sobre todas las consideraciones dispares que anteceden a este conflicto, el cual merece que prevalezca la inteligencia sobre la soberbia implícita de las partes en discusión, el gobierno deben conjugar acciones en pos de la Argentina y su pueblo, y no en negación de debates y exponer criterios soberbios y antidemocráticos, que solo producen atrasos en materia de porvernir, algo tan ansiado como lejano en el espíritu que se alienta en esta lucha de poder.
La Argentina sin el campo pierde y el gobierno en el tiempo perderá también, habiendo dejado como lo ha hecho ya el anterior gobierno ingresar más divisa genuinas a la nación, con su conducta anti exportadora de carnes.
En estos momentos de regocijo religioso ojalá que Dios ilumine a las partes en litigio, y vuelquen en un inteligente y eficaz debate el problema en favor de la Argentina y su pueblo.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 22 de marzo de 2008.
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