Por: Mario Luis Pennella
Esa es la cuestión insoslayable del hecho, por cuanto podríamos preguntar a cada uno de los usuarios si este acontecimiento tan terrible ocurriría, y no habría tal vez nadie que lo contradijera, ya que todos quienes viajan en los trenes conocen los riesgos que corren, viajar en estos obsoletos y sin insumos ni mantenimiento, no puede pasar otra cosa que la que ocurrió. Es indudable que los subsidios se utilizaron desde su privatización hasta la fecha, para un negocio espurio contra el pueblo en complicidad con la política, nadie puede admitir el estado deplorable de abandono y suciedad que tienen los ferrocarriles de Argentina, amén de lo vetusto y viejo, con más de cuarenta años de antigüedad, los mismos parecen trenes abandonados que alguien lo ha sacado de un galpón de deshechos y puestos a funcionar de esa manera, con impunidad e irresponsabilidad total.
Nadie ha tomado debida cuenta de las innumerables denuncias al respecto del estado deplorable de los trenes, ni aquellos denunciados por sus propios empleados y obreros, como aquellos por parte de la autoridades de competencia que han demandado al Estado y al gobierno nacional de esta cuestión, tanto la empresa por un lado como el gobierno, nada hicieron, por el contrario brillaron con un mutismo cómplice y muchas veces con alternativas, como aquellas del famoso “tren bala” del cual el estado argentino pagó un dinero en vano y perdidoso para la nación.
También fue lamentable que la señora Presidente se expresara en forma tardía, amén de la desidia observada donde se descubre un cadáver luego de varios días, en un vagón mal revisado, y peor aún lo expresado por el ministro de Transporte y la ministra de Seguridad, donde dijeron que de ser un día feriado no hubiera habido tantas víctimas, y que la víctima última hallada podía haber sido su culpa, por haber accedido a viajar en lugar prohibido, respectivamente, creo que ambas apreciaciones por parte de los dos ministros, son de un tenor para no hacer comentarios, dicho está.
La verdadera realidad es el hecho de total previsibilidad, el cual venía siendo advertido, y sin excusas por la falta de inversión, donde los subsidios han servido para otro fin, y de ninguna manera para los fines que imperiosamente pedía a gritos los obsoletos trenes, vías, durmientes etc. del ferrocarril, los cuales están en la total decadencia de un servicio público, en el siglo XXI.
Por lo tanto esto que pasó, donde murieron 51 personas y 702 heridos, no fue de ninguna manera un accidente, sino un previsible accidente, que nadie de las autoridades de la empresa como del gobierno, hicieron algo para que no ocurriera.
El lamentable suceso ocurrió, esperemos que en el plazo dado se cumpla con una medida que termine con esta falta de comprensión y sentido común y el Estado tome el ferrocarril con toda una acción de nuevos trenes y todo lo inherente al mismo, en modernización y estatitación, y los argentinos volvamos a unir ciudades, pueblos y provincias, y sanear las rutas del otro problema de accidentes previsibles en las rutas, los camiones.
Todo mal marcado en el presente puede ser el bien del futuro, si la verdad de la realidad se la ve con buenos ojos.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 28 de febrero de 2012.